La guerra de movimientos se conoce a las operaciones
alemanas con el fin de derrotar a Francia y aniquilar a los ejércitos de Rusia,
estas operaciones contaban con una estrategia basada en rápidos movimientos con
el fin de sorprender a sus adversarios.
Se desarrolló en dos frentes:
- En el occidental: El 3 de agosto de 1914, los alemanes penetraron en Bélgica, a pesar de la resistencia belga en Lieja. Paralelamente, los franceses atacaban Alemania por Alsacia y Lorena pero fueron rechazados. El avance alemán penetró en suelo francés, el gobierno francés, en respuesta, se refugió en Burdeos y el 4 de septiembre se volvieron hacia los alemanes en el río Marne, logrando detener el avance alemán sobre París; los alemanes se retiraron al río Aisne en respuesta.
- En el oriental: Se abrió a finales de agosto con un ataque ruso por sorpresa para los alemanes, debido a que no esperaban una movilización tan rápida. Los rusos penetraron en Prusia oriental derrotando a los austríacos en Lemberg y conquistaron la región polaca de Galitzia. Los alemanes se vieron obligados a transportar tropas desde el frente occidental, con lo cual logran victorias en Tannenberg y en los Lagos Masurianos. A pesar de los esfuerzos alemanes, los rusos se lograron apoderar de la Galitzia austríaca y de Serbia. El fracaso de la táctica militar alemana condujo a una estabilización de los frentes, abriendo paso a una nueva fase conocida como “Guerra de Posiciones” o “Guerra de Trincheras”.
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